Y si mi humo en espiral desapareciese como los espectros del ayer?
cuando mi reflejo se evapora al compas de mis deliricos nervios que son neuróticos digo yo, digo yo que mis nervios son neuróticos, eso digo yo, un ser con una misión elemental, metafísica y casi angelical, si no fuera por el hecho de que es íntimamente personal, que mis ojos solo perciben una silueta y que mi frio y falso palpitar se acelera con su presencia aun y cuando yo no tenga derecho de ser victima del virus, ese virus enigmático, aun mas que mi presencia, esa sensación guinda que alguien como yo no debería sentir, pero aun así los restos resquebrajados de lo que una ves fue el fuego incandescente y caustico del sentimiento mas fuerte siguen en mi, siguen en mi así como lo digo y te veo allí sentada en la ventana, mirando el paisaje mientras tejes con gracia y en un descuido te pinchas el dedo, o desgracia la mía que no puedo ayudarte!
solo puedo mirar impotente el compas del goteo de tu sangre,
pero al fondo de la habitación algo llama la atención de mis desgastados ojos, una silueta un tanto tétrica que se acerca a ti, sujeta delicadamente tu mano y propicia un beso a la herida, quien es el?
que hace contigo?
te ves feliz, te ves muy feliz, en contraste con la expresión en tu rostro del día que morí.
cuando mi reflejo se evapora al compas de mis deliricos nervios que son neuróticos digo yo, digo yo que mis nervios son neuróticos, eso digo yo, un ser con una misión elemental, metafísica y casi angelical, si no fuera por el hecho de que es íntimamente personal, que mis ojos solo perciben una silueta y que mi frio y falso palpitar se acelera con su presencia aun y cuando yo no tenga derecho de ser victima del virus, ese virus enigmático, aun mas que mi presencia, esa sensación guinda que alguien como yo no debería sentir, pero aun así los restos resquebrajados de lo que una ves fue el fuego incandescente y caustico del sentimiento mas fuerte siguen en mi, siguen en mi así como lo digo y te veo allí sentada en la ventana, mirando el paisaje mientras tejes con gracia y en un descuido te pinchas el dedo, o desgracia la mía que no puedo ayudarte!
solo puedo mirar impotente el compas del goteo de tu sangre,
pero al fondo de la habitación algo llama la atención de mis desgastados ojos, una silueta un tanto tétrica que se acerca a ti, sujeta delicadamente tu mano y propicia un beso a la herida, quien es el?
que hace contigo?
te ves feliz, te ves muy feliz, en contraste con la expresión en tu rostro del día que morí.
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